Cuando llega el verano, muchas empresas ofrecen a sus trabajadores la posibilidad de optar por una jornada laboral condensada. Suele seguir un patrón: empieza a las 8 de la mañana y termina a las 4 de la tarde.
Esto puede ser de mucha ayuda, por ejemplo, para aquellos que necesitan recoger a sus hijos en la escuela, pero al margen de esas necesidades específicas, se está generando el debate: ¿Cuál debemos establecer en la mayoría de los casos? O bien, desde el punto de vista empresarial, ¿cuál es más productivo?
- Comencemos con la defensa del turno partido:
- Se basa en que la productividad disminuye cuando aumentan las horas de trabajo de una persona (Alerta: No en el lugar de trabajo). La explicación es simple: Nos cansamos. Y cuando nos cansamos, lo hacemos mal. Tiene sentido, ¿no? Es por eso que la mayoría de los viajes de kor ofrecen un generoso descanso a la hora del almuerzo. De esta manera, cuando vuelvas al escritorio, te sentirás fresco nuevamente para trabajar un par de horas más como máximo.
- Hagamos una comparación: pon a unos futbolistas a jugar 90 minutos seguidos y en torno al minuto 80 verás como sufren calambres. Con un descanso de 15 minutos justo a la mitad de la hora y la mitad del tiempo de partido, las piernas aguantan bien y los futbolistas sólo ceden cuando se alarga el tiempo.
- Pero la realidad es en realidad más complicada. Porque los trabajadores no funcionan como los futbolistas, y sus patrones de comportamiento y desempeño, es decir: la productividad, no funcionan tan científicamente.
- Entonces, veamos qué tiene que decir la otra parte:
- La mayoría de las personas que apuestan por la jornada continua critican la jornada partida porque, razonan, alargar las horas de estancia en la oficina sólo produce cansancio . Además, creen que por la tarde , al final, trabajamos a medias . Esto quiere decir que no es realmente útil extender el turno, porque somos menos productivos, y no solo eso, le cuestamos más dinero a la empresa. ¿Cómo? Por ejemplo, tendrán que pagar por más horas de electricidad.
- Por otro lado, los partidarios de la jornada continua opinan que esta fórmula ofrece múltiples beneficios para el trabajador. Por ejemplo, según la Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles (ARHOE), el viaje continuo permite aumentar la motivación, fortalecer la identificación con el proyecto de empresa, reducir el estrés y potenciar el descanso.
¿Pero por qué?
Pues bien, la teoría detrás de la mejor productividad en un turno continuo afirma que todo trabajador necesita un cierto tiempo para activarse por la mañana. No es ningún secreto que muchas personas pasan sus primeros minutos en la oficina revisando el correo, leyendo los periódicos, charlando junto a la máquina expendedora o simplemente mirando agujeros en el aire.
Necesitamos tiempo para cargar nuestras baterías y prepararnos. Por eso, dividir el viaje en el tiempo que se suele hacer hace que desconectemos a la hora de comer. Y si nos desconectamos, debemos volver a conectarnos cada vez que volvamos al escritorio. De nuevo la charla, la charla superficial, el buscaminas, un vistazo rápido a Facebook… En fin, tonterías productivas.
Hoy en día, los partidarios del cambio continuo parecen no dejar de crecer, pero ambos argumentos tienen perfecto sentido. Entonces, ¿quién tiene razón y quién está equivocado?
· Para empezar, cada trabajador es diferente.
· Hay gente diurna; los que llegan y empiezan a producir casi al instante.
Y luego existen las personas nocturnas; tal vez aquellos que necesitan tomar un bucle gigante para estirarse antes de comenzar a trabajar.
· Lo ideal sería facilitar la adaptación del horario de trabajo a las necesidades de cada uno. Eso solo se consigue en verano y, en general, pensar que cada uno puede regular su propio horario ideal es un poco descabellado. Las empresas necesitan desarrollar rutinas.
¿Cuál es la solución, entonces?
Tal vez engañemos a algunos de ustedes, lectores, pero como suele decirse, los extremos se tocan entre sí, por lo que la respuesta probablemente se encuentre en un punto medio saludable.
El principal problema de los turnos divididos es que extienden las horas de trabajo, y la culpa es de un descanso demasiado generoso a la hora del almuerzo. La solución, entonces, es reducir este tiempo y el de una hipotética pausa para el café por la mañana. Con algo en el rango de 30 a 60 minutos a la hora del almuerzo debería ser suficiente. Este tiempo permite al trabajador bajar a que le sirvan un plato o dos en el restaurante más cercano, y es razonable pensar que 60 minutos todavía no son suficientes para provocar una desconexión mental que podría dificultar la vuelta a la rutina laboral.
Esta opción, bastante habitual en muchos países europeos, se sitúa a medio camino entre las jornadas laborales continuas y las partidas. Además, presenta un horario de trabajo que podría, por ejemplo, ejecutarse entre las 8 a. m. y las 4:30 p. m. Y el hecho de acordar un descanso individual más temprano ayudaría, en el caso de España, a igualar nuestros horarios de comidas a los del resto del continente, que suele estar comiendo y cenando mucho antes que nosotros.
Jornada Laboral Continua Vs Partida Cual Es Mejor [año] – [añosiguiente]

Soy Lucia, una apasionada abogada laboral y redactora especializada en temas legales relacionados con el mundo laboral. A través de este espacio junto a Diego, te invito a explorar el fascinante campo del derecho laboral y a descubrir cómo impacta nuestras vidas en el ámbito profesional.